En el día 14 de mayo de 1988, ocurrió el accidente de conducción bajo los efectos del alcohol más mortífero en la historia de los Estados Unidos, cobrando decenas de vidas. Un autobús de una iglesia, transportando a 67 personas, transitaba por la Interestatal 71 en el condado de Carroll, Kentucky. En un giro de los acontecimientos más desgarradores, un conductor en estado de embriaguez, circulando en sentido contrario a toda velocidad, chocó frontalmente contra el autobús.
A raíz del impacto, el tanque de combustible del autobús se rompió y el vehículo se vio envuelto en llamas. Los pasajeros, en su mayoría niños, se apresuraron a escapar del autobús en llamas, pero muchos de ellos no lograron sobrevivir a la tragedia.
El saldo de este terrible accidente fue de 27 personas fallecidas, de las cuales 24 eran niños inocentes que perdieron la vida en un instante. Las familias y la comunidad local quedaron devastadas por la magnitud de la tragedia, dejando una marca imborrable en la historia de Carroll County.
Este incidente sirvió como un sombrío recordatorio de los peligros y las consecuencias devastadoras de conducir bajo los efectos del alcohol. La comunidad se unió en un profundo dolor y luto, y las autoridades locales intensificaron los esfuerzos para concienciar sobre la importancia de la conducción responsable.
Hoy, más de dos décadas después del trágico accidente, recordamos a las víctimas y honramos su memoria. Este suceso sigue siendo un recordatorio doloroso y trascendental de los peligros de conducir bajo los efectos del alcohol y la importancia de tomar decisiones responsables al volante.